domingo, 18 de diciembre de 2011

"COSA MIA" B. Berrocal

Pensé que ya estaba bien de mirarme al ombligo. En realidad no he hecho otra cosa desde que abrí este blog. Aunque quizá sea mejor decir que expuse mi ombligo a las miradas de otros, tal vez acuciada por su mismo título: “Última Luz”. Es decir, la constatación de  que me encamino irremediablemente hacia el ocaso y tengo la pretensión, algo narcisista, de que mis pasos dejen huella.
Sea como sea, he levantado la cabeza y mirado alrededor. Se me ocurrió que sería una idea excelente bucear entre las informaciones de los periódicos, con el ánimo de ofreceros cada día (o sea, diariamente: cada veinticuatro horas) la noticia más optimista,  la más vital, la más esperanzadora.  
Abrí el periódico de la mañana ilusionada. De cabo a rabo lo leí sin encontrar ni un solo dato que invitara a la esperanza.
De pronto me di cuenta de que  había olvidado ponerme las gafas… A cierta edad… ya se sabe. ¡Sería por eso! Seguro, segurísimo que la buena noticia estaría escondida entre la letra pequeña. Apresuradamente recogí las gafas de la mesilla de noche y recomencé la lectura. Interiormente me repetía:nada hay más difícil que inventar una rosa,y cada día crecen”.
Pues no, señor. Ni con gafas ni sin ellas.  La dichosa (nunca mejor empleado el término) noticia no apareció.
Luego me di cuenta de que la buena nueva acaba de ocurrir justamente ayer. Y justamente también, había tenido la fortuna de estar presente. La buena nueva que hoy os ofrezco se llama COSA MÍA”.
Una novela que es más que un relato. Es un aldabonazo a las conciencias. Su autora, BEATRIZ BERROCAL,  se ha metido (es de suponer que con repugnancia y dolor) en la piel de un maltratador y desde esa óptica narra el espanto del maltrato a la mujer.
Ayer la presentó en León. Aún no he tenido tiempo de leerla. Sólo las primeras páginas. Sin embargo han sido suficientes para reconocer que es un paso más de camino a la esperanza.

1 comentario:

  1. Soco: mil gracias por inaugurar esta nueva sección de tu blog con la noticia de mi presentación. Es cierto que fue difícil ponerme en el papel del protagonista, pero está logrando cosechar tantas enemistades (que es de lo que se trata), que creo que mereció la pena. Ahora, la última palabra la tienen los lectores.
    Gracias por acompañarme y todo el ánimo del mundo envuelto en estas palabras.

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